sábado, 2 de febrero de 2013



MI EXCUSA, MI REVOLUCIÓN...

Siempre tengo algún pretexto,
siempre para querer verla tenia un pendiente,
se me pelaba el diente cuando la veía,
regresaba cada noche yo a la casa,
con las ganas vivas de asfalto,
de esa chica de montaña, del barrio alto,
las ventanas eran risas, y el cielo un viejo,
fuera un escrito o un recuerdo,
un trago, un café, un cigarrillo, un "tiempito",
solo basta con notificar mi ausencia, 
con pedir un libro, una cita a tiempo,
era simplemente necesario hablar del país,
del barrio, del proyecto, de la guerra,
o de conciencia en estado critico,
la excusa era su cuerpo, o la noche,
el bus de media copa, o el frío,
una película, de un mujeriego como yo, una historia,
que recordara la lucha contra el fascismo,
o mis cánticos muertos en recital,
divagar en versos, en verbos, en lapsus,
solo era necesario decir que necesitaba algo tosco,
a ella le bastaba con mi dorso, y un respiro,
un vino, o una comida simple, 
el reloj muerto de mi barrio, la iglesia ardiendo,
mi pasillo a oscuras, mi gesto tierno,
tan insignificante parecía el espacio y el tiempo,
tan insólito su reflejo en las paredes,
en el museo, en la calle, en el suelo,
siluetas y mas siluetas confundidas con deseo,
su excusa predilecta siempre, siempre era el trabajo,
mi excusa favorita sus experiencias y el escote de su vestido,
mi cita preferida era verla marchando,
con ese grito de efervescencia en sus labios,
a bocajarro se acercaban mis suspiros a su cuello,
como aire que refrescara el siguiente aliento,
alguna excusa oculta era mi encierro,
mi aparente desocupe en el todo de la jornada,
lo que interrumpía eran las multitudes,
uno, dos o tres mas que se acercaran a ella,
una llamada de alerta, las reuniones,
pero entre tanta excusa, ella y yo sabíamos,
que el afán de vernos era necesitarnos,
no para lo urgente o lo importante, eso no,
el afán de vernos los rostros nuevos,
las sonrisas rotas, de vernos el cordón en las botas,
la prisa era un libro nuevo, o un comunicado,
algo que yo pudiera escribirle, algún texto jocoso,
su afán y mi afán no era el sexo, sino como decirlo,
la presunta necesidad de un verso mio, 
y una cara pasionalista de su liguero,
la cicatriz de mi pelvis, la noche de los feos,
de vez en cuando el afán gritaba,
gritaba contra la autoridad, contra la morbosidad,
contra la barbarie, contra el terrorismo del hambre,
de vez en vez la necesidad era protestarnos,
el cansancio, la bruma, la lucha, la trocha,
la excusa la conspiración, la entrega, la revolución,
por cierto esa es la mejor excusa,
para necesitarse uno, para necesitarse ella,
para necesitarnos juntos, la revolución,
y su vocesita sonámbula de niña tierna,
siempre seras mi excusa y mi REVOLUCIÓN...R.R.(APL)

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